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Iglesia Adventista del Séptimo Día - Leona Vicario - Distrito de Chetumal 3

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27 de septiembre de 2009

HAY UN SAUL EN TU VIDA?


Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. Jehová respondió: Toma contigo una becerra en la vacada, y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido. 1 Samuel 16:2

Samuel se había retirado a su casa en Ramá, resuelto a no involucrarse más en los asuntos públicos. Quería dedicarse por completo a instruir a los hijos de los profetas. No en vano había sido él el fundador de lo que ha dado en llamarse “escuela de los profetas”.

Sin embargo, Dios envió al viejo profeta a Belén para ungir a uno de los hijos de Isaí, a una persona probablemente desconocida para él. Samuel expresa el peligro que supone el cumplimiento de ese encargo. Preocupado, señalo: Si Saúl lo supiera, me mataría. (1 Samuel 16:2).

Se puede ver perfectamente que Saúl se había vuelto muy violento y malvado tras anunciársele su deposicion; de lo contrario, Samuel no se habría expresado de esa manera.

Al frente del gobierno del país, Saúl representaba una amenaza. Se había tomado en una molestia constante para Samuel, y era para este causa de irritación y de aflicción. La abierta rebelión del rey y su desobediencia a la voluntad de Dios laceraba hasta lo más profundo el corazón del profeta.

Samuel había puesto tanto sus ojos en ese problema llamado Saúl, que la maldad del rey lo tenía atemorizado hasta el extremo de no fijar sus ojos en Dios y sentirse confiado. Como era de esperar en tales circunstancias, la fe de Samuel se había debilitado, no era tan fuerte como debería haber sido; de los contrario, no habría temido el furor de Saúl.

Dios le ordenó que encubriera su objetivo con un sacrificio: Di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido. (1Samuel 16:2). Y el Señor añade: Yo te enseñare lo que hay que hacer (1Samuel 16:3)

A propósito, ¿tienes un Saúl en tu vida? ¿Hay alguien que te irrite constantemente? ¿Un Saúl que procura tu mal? ¿Alguien te pone asechanzas o acecha tu vida? ¿Alguna persona te vigila constante y que te persigue para causarte toda clase de daños?

Como a Samuel, también a ti te dice el Señor: Yo de enseñare lo que has de hacer. Los que están haciendo la obra de Dios y andan en sus caminos serán dirigidos paso a paso por el brazo del Todopoderoso y no tendrán nada que temer.

Deja de obsesionarte con tu Saúl. No pienses en hacer justicia por tu propia mano. Vete donde el Señor te indique, haz lo que el te ordene y serás triunfador sobre tus enemigos. No dejes que tu fe se debilite, aunque haya un Saúl en tu vida.
Siempre gozosos. Experimentando el amor de Dios
MEDITACIONES MATINALES
Juan O. Perla

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