¿Qué influencia tiene el comer en exceso sobre el estómago? Se debilita, los órganos digestivos pierden vigor, y sobreviene la enfermedad con toda su secuela de males. Si una persona estuviera ya enferma, de esta manera aumenta las dificultades que le sobrevienen, y disminuye su vitalidad cada día que pasa. Exige de sus facultades vitales una acción innecesaria para hacerse cargo de la comida que ha puesto en su estómago.—Testimonies for the Church 2:364 (1870). – {CRA 119.2}
A menudo esta intemperancia se manifiesta en el acto, en forma
de dolor de cabeza, indigestión y cólicos. Se ha puesto una carga en el estómago de la cual éste no se puede hacer cargo, y sobreviene una sensación de opresión. La cabeza está confundida, el estómago está en rebelión. Pero estos resultados no siempre siguen al comer en exceso. En algunos casos el estómago está paralizado. No se siente ninguna sensación dolorosa, pero los órganos de la digestión pierden su fuerza vital. El fundamento de la maquinaria humana resulta gradualmente minado, y la vida se hace muy desagradable.—Carta 73a, 1896. – {CRA 119.3}
de dolor de cabeza, indigestión y cólicos. Se ha puesto una carga en el estómago de la cual éste no se puede hacer cargo, y sobreviene una sensación de opresión. La cabeza está confundida, el estómago está en rebelión. Pero estos resultados no siempre siguen al comer en exceso. En algunos casos el estómago está paralizado. No se siente ninguna sensación dolorosa, pero los órganos de la digestión pierden su fuerza vital. El fundamento de la maquinaria humana resulta gradualmente minado, y la vida se hace muy desagradable.—Carta 73a, 1896. – {CRA 119.3}
Os aconsejo que sigáis un régimen abstemio. Estad seguros de que como centinelas cristianos razonables, guardáis la puerta de vuestro estómago, no permitiendo que pase por vuestros labios nada que sea enemigo de vuestra salud y de vuestra vida. Dios os tiene por responsables de obedecer la instrucción que os ha dado en la reforma pro salud. La corriente sanguínea que se precipita a la cabeza debe ser vencida. Hay vasos sanguíneos grandes en los miembros cuyo propósito es distribuir la corriente vivificante a todas partes del cuerpo. El fuego que encendéis en vuestro estómago está haciendo que vuestro cerebro sea como un horno calentado. Comed mucho menos, y consumid alimentos sencillos, que no requieran una preparación pesada. Vuestras pasiones animales deben morir, y no deben ser mimadas y alimentadas. La congestión de la sangre en el cerebro está fortaleciendo los instintos animales y debilitando las facultades espirituales... – {CRA 120.1}
Lo que necesitáis es menos alimento temporal y mucho más alimento espiritual, más del pan de vida. Cuanto más sencillo sea vuestro régimen, mejor será para vosotros.—Carta 142, 1900. – {CRA 120.2}
Hermano mío, tiene Ud. mucho que aprender. Ud. complace su apetito consumiendo más alimento de lo que su sistema puede convertir en buena sangre. Es un pecado ser intemperante en la cantidad de alimento consumido, aun cuando la calidad sea inobjetable. Muchos creen que si no comen carne y no se sirven de los alimentos más concentrados, pueden consumir de los alimentos sencillos hasta que no les sea posible comer más. Esto es un error. Muchos profesos reformadores en pro de la salud no son otra cosa que glotones. Colocan sobre los órganos digestivos una carga tan grande que la vitalidad del sistema se agota en el esfuerzo por deshacerse de ella. También tiene un efecto depresivo sobre el intelecto; pues se necesita el poder nervioso del cerebro para ayudar al estómago en su trabajo. El comer en exceso, aun de las clases más sencillas de alimentos, embota los delicados nervios del cerebro, y debilita su vitalidad. El comer en exceso tiene un efecto peor sobre el organismo que trabajar en exceso. Las energías del alma se abaten con mayor eficacia por el comer intemperante que por el trabajo intemperante. – {CRA 120.3}
Los órganos digestivos nunca deben ser cargados con una cantidad o calidad de alimentos cuya incorporación en el sistema abrume el organismo. Todo lo que se lleva al estómago por encima de lo que el sistema humano puede usar para convertirlo en buena sangre, traba la maquinaria; porque no puede traducirse ni en carne ni en sangre, y su presencia sobrecarga al hígado, y produce una condición mórbida en el organismo. El estómago está abrumado en sus esfuerzos para deshacerse de ello, y entonces hay una sensación de languidez, que se interpreta como hambre. Sin darles a los órganos digestivos el tiempo para descansar de su duro trabajo, a fin de reunir nuevas energías, se lleva otra cantidad inmoderada de alimento al estómago, para poner en marcha otra vez la cansada maquinaria. El organismo recibe menos nutrición de una cantidad demasiado grande de alimento, aun de la debida calidad, que de una cantidad moderada tomada a intervalos regulares.—Testimonies for the Church 2:412, 413 (1870). – {CRA 121.1}
Hermano mío, tiene Ud. mucho que aprender. Ud. complace su apetito consumiendo más alimento de lo que su sistema puede convertir en buena sangre. Es un pecado ser intemperante en la cantidad de alimento consumido, aun cuando la calidad sea inobjetable. Muchos creen que si no comen carne y no se sirven de los alimentos más concentrados, pueden consumir de los alimentos sencillos hasta que no les sea posible comer más. Esto es un error. Muchos profesos reformadores en pro de la salud no son otra cosa que glotones. Colocan sobre los órganos digestivos una carga tan grande que la vitalidad del sistema se agota en el esfuerzo por deshacerse de ella. También tiene un efecto depresivo sobre el intelecto; pues se necesita el poder nervioso del cerebro para ayudar al estómago en su trabajo. El comer en exceso, aun de las clases más sencillas de alimentos, embota los delicados nervios del cerebro, y debilita su vitalidad. El comer en exceso tiene un efecto peor sobre el organismo que trabajar en exceso. Las energías del alma se abaten con mayor eficacia por el comer intemperante que por el trabajo intemperante. – {CRA 120.3}
Los órganos digestivos nunca deben ser cargados con una cantidad o calidad de alimentos cuya incorporación en el sistema abrume el organismo. Todo lo que se lleva al estómago por encima de lo que el sistema humano puede usar para convertirlo en buena sangre, traba la maquinaria; porque no puede traducirse ni en carne ni en sangre, y su presencia sobrecarga al hígado, y produce una condición mórbida en el organismo. El estómago está abrumado en sus esfuerzos para deshacerse de ello, y entonces hay una sensación de languidez, que se interpreta como hambre. Sin darles a los órganos digestivos el tiempo para descansar de su duro trabajo, a fin de reunir nuevas energías, se lleva otra cantidad inmoderada de alimento al estómago, para poner en marcha otra vez la cansada maquinaria. El organismo recibe menos nutrición de una cantidad demasiado grande de alimento, aun de la debida calidad, que de una cantidad moderada tomada a intervalos regulares.—Testimonies for the Church 2:412, 413 (1870). – {CRA 121.1}
Fuente: Régimen alimenticio capitulo 4, Elena G. De White.