


La psiquiatría, psicología y las diversas escuelas de psicoterapia, incluyendo el psicoanálisis, no han descubierto todavía en la mente humana la vía que conduce al manantial contaminado que está deteriorand las relaciones afectivas intrafamiliares.

Solamente las personas con perturbaciones mentales graves buscan los servicios de psiquiatras y psicologos. Los demás, los que se debaten entre las garras de emociones fuertes como la ira, celos, agresividad, intolerancia, depresión, arbitrariedad y otras por el estilo, sufren ellos mismos y hacen padecer a otros en callada desesperación, hasta que todos los integrantes de la familia terminan por ajustarse a lo anormal e infrahumano; así se establece un clima de anormalidad emocional en el seno del hogar, lo cual trastorna la salud mental de toda la familia.
A veces la enfermedad que afecta al sector de las emociones perdura por largos años. Como resultado, se producen divorcios, los hijos fracasan en sus estudios, se van del hogar o se vuelven neuróticos; o bien el marido o la esposa se enferma físicamente por efecto de las violentas presiones emocionales que no saben cómo neutralizar; tampoco son infrecuentes los suicidios. Los integrantes de estas familias transitan desde la cuna hasta la tumba agobiados por la carga de las emociones alteradas que tal vez otros les echaron encima. Sólo en escasas ocasiones fugaces momentos de felicidad alegran sus vidas.

Cuando los miembros de una familia enferma emocionalmente se ajustan a condicines subhumanas, con el tiempo llegarán ellos mismos a tener rasgos subhumanos en su personalidad, y será indispensable que despplieguen todo esfuerzo posible para escapar de las presiones intrafamiliares que los fuerzan a habituarse al a anormalidad emocional.

El amor y la unidad de la pareja son factores que intervienen directamente para que la familia viva en armonía, en una atmósfera llena de sentimientos positivos.
Fuente: La Familia y La Salud Mental, Sergio V. Collins Tomo I
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