
La experiencia de esta oveja nos lleva a observar el comportamiento de los seres humanos. Como ocurrió con el animal ¿no suele acaso el dolor físico o moral convertirse en una escuela efectiva para la vida del hgombre? Sí, en la escuela del dolor podemos aprender lecciones que no seriamos capaces de aprender en circunstancias más favorables. Las adversidades, las angustias, las pruebas y aun la enfermedad pueden tornarse, bajo la dirección del Altisimo, en beneficios permanentes para la vida. No es que Dios nos provoca el sufrimiento, pero si lo permite como nuestro divino Pastor para pulirnos y ennoblecer nuestro caracter.
La felicidad que tanto anhelamos poseer, muchas veces va precedida de dolor. Y si somos buenos alumnos en esta escuela de la adversidad, allí descubrimos por fin la mano bondadosa de Dios.
Si usted estuviera atravesanso un momento especial de quebranto y de dolor (como tantas veces ocurre), y ha pensado que Dios lo tenía abandonado, ¿no le agradaría recordar ahora que el Todopoderoso esta a su lado y que Él puede acrisolar su alma en medio de los peores infortunios?. La oveja de nuestro relato ilustra esta verdad. No estamos solos en la hora del dolor. Cada vez que sufrimos, Dios fortalece nuestro ánimo y nos eleva con su paternal compañía.
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